Si queremos que nuestros hijos sean independientes y responsables, debemos enseñarles desde pequeños las tareas que tendrán que realizar cuando lleguen a adultos, adaptándolas siempre a su edad y capacidades. Integrar este aprendizaje en el tiempo de ocio que comparten con sus padres y que les resulte divertido es también una excelente manera de motivarles, y cocinar en familia aporta beneficios a los más pequeños como:
- Meterse entre fogones hace que los niños descubran y se familiaricen con los alimentos y adquieran una buena educación nutricional.
- Sirve para que los niños malos comedores o muy remilgados sean menos reticentes a probar cosas nuevas.
- Mejora la confianza en sí mismos al verse capaces de acometer una tarea reservada en principio a los mayores.
- Cocinar estimula sus sentidos: manipular alimentos les obliga a fijarse en su aroma, su sabor, su consistencia, etcétera, y a prestar atención y concentrarse en lo que están haciendo.
- Les transmitimos los saberes y conocimientos de nuestra cultura culinaria.
- Es una forma estupenda de compartir tiempo con ellos y ¡pasarlo bomba!
